lunes, 31 de mayo de 2010

El asalto israelí a la "Flota de la Libertad"

Consideraciones humanas aparte, en el ámbito estrictamente geoestratégico la metedura de pata de Israel es verdaderamente descomunal y se une a otras entre las que se cuenta el empleo de pasaportes de la UE en una chapucera operación de espionaje que si bien cumplió el objetivo de acabar con el lider de Hamas no cumplió el más elemental en el espionaje... que los hechos no trascendieran.

Evidentemente, bajo la creciente presión internacional, la casi mítica eficiencia del ejército y del espionaje de Israel estás mostrando fisuras. Politicamente además están cometiendo serios errores de cálculo de los que no puede salir nada bueno para sus intereses.

Lo del asalto a la flota es indefendible: si es un ataque armado contra una flota humanitaria en aguas internacionales estamos hablando de un acto de piratería, de terrorismo o incluso de guerra en toda regla. Si la flota humanitaria no era más que un señuelo para obligar a Israel a cometer un acto que irremediablemente dañaría su imagen internacional, Israel ha picado por completo y de la peor manera. Si la flota humanitaria no era tal sino una misión de apoyo militar encubierto, al asaltarla en aguas internacionales Israel ha perdido cualquier posibilidad para esgrimir una justificación razonable.

La defensa de Israel parece tan forzada y manida que pierde credibilidad hasta por sus formas: intentar hacer pasar a la flota como una escuadra terrorista suena estúpido cuando entre embarcados figuran personas de muy diversa nacionalidad, intelectuales reconocidos y hasta varios eurodiputados. Si en efecto la flota no fuese más que una mascarada, tal y como pretende Israel, al asaltarla con victimas y en aguas internacionales ha concedido un triunfo a sus mentores y organizadores y una espectacular baza propagandística a sus enemigos.

Israel vuelve a perder a pesar de cumplir sus objetivos militares... y empieza a convertirse en norma.

Vale, ahora dos cuestiones: qué hubiera debido de hacer Israel ante el desafio que suponia la flota y por quñe no lo ha hecho:

1- Puesto que Israel no puede consentir que se fuerce el bloqueo que impone lo normal y sensato hubiese sido mantener bajo vigilancia a la flota hasta llegar a aguas territoriales de Israel, a continuación, asegurándose presencia de medios internacionales y observadores, ordenar a la flota que se detuviese, usar en caso contrario medios disuasorios tales como disparos de advertencia, finalmente y solo finalmente, agotadas todas las vías y en presencia de medios y observadores internacionales, proceder al asalto.

Israel hubiera podido legitimar la acción como parte del ejercicio de soberanía sobre sus aguas territoriales, justificando que ningún estado consiente que se navegue por ellas sin la debida autorización y alegando el haber agotado los medios pacíficos para hacer desistir a la flota de su actitud. Los hechos no hubieran pasado en este caso de constituir un mero incidente diplomático sobre el que hubiese sido fácil desviar la atención. Por contra al asaltar a la flota en aguas internacionales, en mitad de la noche y con medios desproporcionados, causando muertes a más abundamiento, Israel ha dado la peor respuesta posible.

2- Bien, hablemos de razones ¿tan tontos son los políticos israelíes como para no comprender tal cosa? Evidentemente no lo son y aunque es difícil dar con la razón correcta caben dos explicaciones al menos. La primera, que se trata de una metedura de pata y por tanto de un acto no intencionado (entiendase, no correctamente valorado) y la segunda que no existe tal metedura de pata.

Detengamonos en la segunda, sobre la que algunos analistas comienzan a reparar, si los "halcones" israelíes buscasen alguna forma de imponerse a los sectores moderados y dinamitar el proceso de paz, la "Flota de la Libertad" podría haberles puesto en bandeja la forma de forzar un incidente diplomático de muy alto voltaje para lo cual no tenían sino que actuar como lo han hecho, esperar a que las tensiones dentro de Palestina indujesen a estos a abandonar el proceso de paz como respuesta al ataque y posteriormente parapetarse para protegerse de la airada reacción internacional bajo esa mentalidad de sitio que sigue presente en la mentalidad política de Israel.

Sea como fuere la imagen de Israel en el mundo sigue cayendo en picado y el asaltoe n aguas internacionales a una flota comercial en misión humanitaria puede complicar en extremo las ya complejas relaciones de Israel con sus vecinos, con la UE y, sin duda, con la emergente Turquía de la que se espera a tenor de sus declaraciones, una dura respuesta diplomática.


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